Una de las principales conclusiones del informe “Los medios de pago, un paisaje en movimiento”, elaborado por el Centro del Sector Financiero de PwC e IE Business School es que los nuevos medios de pago – tarjetas virtuales, contactless, aplicaciones móviles, pagos con móvil se están abriendo paso en España, en un mercado todavía marcado por el uso mayoritario del efectivo, de las tarjetas de débito y crédito y las transferencias.
Hay una relación directamente proporcional entre el desarrollo de una economía y el uso de medios distintos del efectivo. A mayor desarrollo, mayor empleo de las tarjetas, de las transferencias, de las domiciliaciones y de los cheques. África, con un 99% de empleo de efectivo, y Norteamérica, con un 51%, serían las regiones en los extremos de la escala. La creciente proliferación de los pagos a través de Internet y, sobre todo, del teléfono móvil está cambiando la fisonomía de la industria del sector en todo el mundo.
El actual statu quo, en el cual los bancos tienen una posición dominante, está amenazado por la aparición de nuevos y potentes competidores (gigantes tecnológicos, operadoras de telecomunicaciones, fabricantes de móviles, empresas de distribución, start ups…) que están llamando a la puerta, o la han derribado ya.
Evolucion y transformación en el sector
La creciente proliferación de los pagos a través de internet y, sobre todo, del teléfono móvil está cambiando la fisonomía del sector en todo el mundo. El actual statu quo, en el cual los bancos tienen una posición dominante, está amenazado por la aparición de nuevos y potentes competidores (gigante tecnológicos, operadoras de telecomunicaciones, fabricantes de móviles, empresas de distribución, start ups…). En esta batalla, donde las fronteras de los negocios son difusas, los bancos no solo tiene que defender sus nichos de negocio actuales -efectivo, transferencias, tarjetas…- sino que pueden atacar otros territorios de ingresos nuevos como lo pagos móviles, los monederos electrónicos o la facturación electrónica. En total, lo que está en juego es un mercado de unos 20.000 millones de dólares en todo el mundo.
De lo que parece no haber dudas es de que en el centro de esta metamorfosis en los pagos está el teléfono móvil. Desde su popularización en la década de los 90, los dispositivos móviles han actuado como depredadores digitales sustituyendo, en mayor o menor medida, a cámaras fotográficas, libros, periódicos, reproductores de música, relojes… La interrogante que queda por resolver es si esto mismo va a suceder con los medios de pago. .
Finalmente, del estudio se desprende que que la evolución futura del sistema de medios de pagos estará condicionada por dos grandes elementos transversales: la regulación y la seguridad. La regulación, que tiene un gran impacto en los modelos de negocio, se desarrolla en distintas capas (sectoriales, de canal, de producto, etc.) y está muy fragmentada geográficamente. La seguridad es otro factor clave, en el que intervienen elementos objetivos –hasta qué punto las transacciones son realmente seguras- y también subjetivos –la percepción, cierta o no, de la realidad-. Ningún medio de pago nuevo prosperará si el usuario no está convencido de que su dinero no corre peligro.
Conclusiones
Si hay algo que sabemos con absoluta certeza sobre la futura evolución de los medios de pago es que no sabemos nada con absoluta certeza. La multitud de variables que intervienen en el proceso hacen muy difícil vislumbrar cómo se dibujará el mapa del sector (quiénes serán los ganadores, qué tecnologías se impondrán, cómo estará regulado) a medio y largo plazo. Pero con la información de que disponemos sí se pueden hacer una serie de recomendaciones a todos los agentes que quieran jugar un papel importante en el proceso y aspiren a salir beneficiados en el reparto del negocio. Son las siguientes:
-Poner al cliente por delante. El cliente no forma parte del negocio; es el centro del negocio. Desde la irrupción de Internet, tiene una gran influencia en el sector de servicios financieros y en otras industrias de consumo. Más que en ninguna otra época de la historia económica, lo que él piense sobre los medios de pago (su conveniencia, facilidad, sencillez o seguridad y la confianza que le merezcan) determinará en última instancia la configuración del sector.
-Prestar atención a los millennials. Los miembros de este grupo generacional (que ahora tienen entre 18 y 35 años y que se caracterizan por su escepticismo) son el mejor test de los nuevos medios de pago, por su familiaridad con Internet y los avances tecnológicos. Una pista: en Estados Unidos, las tarjetas prepago arrasan entre los millenials, que las consideran una buena herramienta para controlar el presupuesto personal.
-Tener en la cabeza el medio de pago ideal. El medio de pago del futuro será universal, ubicuo, sencillo, práctico, barato, seguro y con una rica experiencia de uso. ¿Utopía? Puede ser, pero en un mercado tan disperso y con baja visibilidad de futuro no es mala idea tener en cuenta esas características cuando se aborda cualquier proyecto.
-Pensar en clave de movilidad. El éxito formidable del teléfono móvil es un indicio claro de que es la herramienta elegida por el hombre contemporáneo para comunicarse y para muchas otras cosas, incluyendo, probablemente, pagar. Cualquier nuevo medio de pago ha de tener en cuenta esa realidad y adaptarse al ecosistema de la movilidad.
-Ser proactivo, no reactivo. En la batalla de los medios de pago, hay mucho que perder, pero también mucho que ganar. Los distintos actores del mercado, por ejemplo, han de defender sus feudos tradicionales de negocio, que están amenazados por los nuevos entrantes, pero también pueden pasar a la ofensiva para ganar presencia en nuevos segmentos de actividad que prometen jugosos ingresos.
-Buscar alianzas. Salvo excepciones, el futuro de los medios de pago se construirá sobre procesos de convergencia en el que participarán varios de los agentes involucrados. El desarrollo de alianzas no tradicionales y de asociaciones intersectoriales facilitará ese proceso de convergencia y permitirá compartir bases de clientes.
-Idear una estrategia flexible. Dentro de un sector que tiende a hacerse cada vez más global y transfronterizo, hay que adaptarse a las necesidades diversas de los clientes, en función de la geografía y de los segmentos de mercado. En los países en desarrollo, el uso de los medios de pago que no son en metálico es limitado, pero está creciendo aceleradamente al calor de los avances tecnológicos y del crecimiento de las clases medias. En España, los nuevos medios de pago los usan más los hombres que las mujeres.
-Participar en el proceso de regulación. Como en otras áreas de la industria de los servicios financieros, la regulación se está intensificando y los agentes deben participar en lo posible en el proceso. Los distintos actores del mercado deben tener en cuenta que los reguladores tienden a permitir la entrada en el mercado de nuevos competidores para promover la innovación y la eficiencia (ejemplo: la nueva Directiva europea de Servicios de Pago) y actuar en consecuencia.
-Tomar conciencia de la importancia de la seguridad… e invertir. Crear un sistema seguro de medios de pago requiere que todos los participantes (agentes tradicionales, nuevos actores, administraciones y los propios usuarios) se conciencien de su importancia y tomen las medidas oportunas. En muchos casos, ese proceso exigirá inversiones en infraestructuras. Si hay que ahorrar, que no sea en seguridad.
Ver Informe: Medios-pago-paisaje-movimiento
Fuentes: Centro del Sector Financiero de PwC e IE Business School
Imagen: PWC
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